A pesar de que las enfermedades cardiovasculares se encuentran entre las principales causas de morbilidad y mortalidad en el mundo, la hipertensión arterial SÍ es una dolencia tratable, hacerlo de forma adecuada, garantiza una mejor calidad de vida. Sin embargo, no seguir las pautas prescritas para su tratamiento, puede abrir una peligrosa brecha a la aparición de ateroesclerosis, y con ella, de los infartos y hemorragias cerebrales.
Los tratamientos para la hipertensión están diseñados para reducir la presión arterial a las cifras consideradas adecuadas y mantenerla de forma estable por períodos de tiempo prolongados. Para garantizar el éxito de estas normas es importante desarrollar un estilo de vida saludable y tener una alimentación adecuada.
“La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra la pared de las arterias cuando es bombeada desde el corazón. La presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg). Existe una presión arterial sistólica –popularmente conocida como “la máxima”– y una presión arterial diastólica –popularmente conocida como “la mínima”–. El valor normal de presión sistólica es de hasta 120-129 mmHg y el valor normal de presión diastólica es de hasta 80-84 mmHg. Estas cifras son las recomendadas en adultos sanos”. (1)
La hipertensión arterial (…) produce cambios en el flujo sanguíneo, a nivel macro y microvascular, causados a su vez por disfunción de la capa interna de los vasos sanguíneos y el remodelado de la pared de las arteriolas de resistencia, que son las responsables de mantener el tono vascular periférico. (2)
Todavía no se ha definido una causa concreta para la aparición de la hipertensión, por lo cual se clasifica dentro de las enfermedades multicausales.
Puede originarse por:
Diabetes
Colesterol elevado
Obesidad o sobrepeso
Tumores (feocromocitoma)
La cantidad de agua y […]